En verano, los desplazamientos en carretera aumentan y por tanto una buena visión antes de coger el volante se hace fundamental.
Asegurarnos de que nuestra visión está en perfecto estado es tan importante como llevar el vehículo al gabinete para comprobar que todo está correcto antes de empezar las vacaciones.
Las revisiones visuales anuales constituyen una medida de prevención de accidentes ya que los problemas visuales ante el volante son un aumento considerable en la probabilidad de que estos ocurran.
Los pacientes que usan corrección habitual o/y superan los 45 años necesitan una corrección óptica para ver con claridad tanto la carretera como los indicadores del salpicadero.
Además de una buena corrección, hay otros factores de riesgo importantes que influyen en la calidad de la visión mientras se conduce como son la edad, el estado psicofísico, enfermedades oculares, la luz natural o la luz de otros vehículos que puede provocar deslumbramiento.
Estos dos últimos factores se pueden reducir evitando determinadas situaciones que nos provocan mayor dificultad de visión como puede ser el amaneces y atardecer o los destellos del sol en el asfalto mojado o mediante el uso de una gafa de sol homologada y adquirida en un establecimiento sanitario de óptica que reducirá el tiempo de adaptación a los cambios bruscos de luz e incrementará un mayor contraste.
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