Todos nos hemos preguntado en alguna ocasión porqué aparecen en las fotografías esos llamativos y poco naturales ojos rojos.
En los seres humanos.
En situaciones con iluminación difusa — en general de interior — o en días nublados, las pupilas están dilatadas para aprovechar mejor la escasa luz.
Si en ese instante realizamos una fotografía, la luz del flash ilumina la parte interna de los ojos y rebota en las retinas proyectando el color rojo de los vasos sanguíneos que irrigan la retina.
Este efecto suele ser un efecto más evidente en niños de ojos claros, pues son más sensibles a la luz.
Esto ocurre siempre que la luz del flash incida de manera frontal y la distancia sea relativamente corta. Y que se mire directamente a la cámara, claro.
En los animales…ojos verdes o amarillos.
En algunos animales, con buena visión nocturna, al tomarles una foto el efecto varía y muestran matices brillantes de color verde o amarillo.
Esta capa reflectante captura y devuelve a la retina la luz que llega al fondo del ojo, lo que aumenta entre 30 y 50 veces cualquier rastro de luz.